Bahía de Guanabara. Río de Janeiro. Circa 1906.

Obra fotográfica vintage. Papel a la gelatina de plata. Medidas: 28,5 x 72,5 cm. Obra panorámica integral en gran formato. Sobre un único negativo de vidrio. Fotografía enmarcada con passepartout color calado y fino marco de madera en tono marrón suave. Obra en excelente estado de conservación.

Río de Janeiro fue una ciudad protagónica en la historia de la fotografía sudamericana. En 1840 y a solo cinco meses del increíble invento del daguerrotipo, atracaba en su puerto la nave escuela franco-belga "l'Orientale",  a su bordo venía un aparato provisto por el mismo Louis-Jacques-Mandé Daguerre (1787-1851) para documentar el periplo mundial y operada por el capellán de la expedición marítima Louis Compte, el cual tomó las primeras vistas al daguerrotipo sobre esta "cidade maravilhosa" ante el asombro de invitados especiales, entre los que se encontraba el adolescente  Dom Pedro II.

A esa cámara pionera le sucederán a partir de la década de 1860, los mejorados equipos gringos de talentosos profesionales - ahora por la nueva Fotografía- en su afán artístico, pero también comercial, de documentar esa ciudad tan especial como Revert H. Klumb, Victor Frond, la firma Sthal & Whanschaffe. Camillo Vedani, Fritz Busch, George Leuzinger o los socios Henschel & Benque.

Pero será el carioca Marc Ferrez, hijo de aquella ciudad-floresta quien mejor interpretará sus bellezas naturales aún con aires coloniales, surgida frente al encanto de la Bahía de Guanabara con sus playas de fina arena rubia y la exuberante mata atlántica rodeando sus paseos, el imponente "Jardim Botánico" o el "Pao de Acucar". Si bien las montañas circundantes siempre fueron un punto de cámara ideal para los fotógrafos decimonónicos, Marc Ferrez comprendió desde la década de 1870 -a diferencia de sus colegas- que el registro de tanta imponencia solo se podía obtener con una poderosa cámara panorama. 

Marc Ferrez nació en Río de Janeiro en el año 1843; su interés por las Bellas Artes lo fue inclinando hacia el flamante campo de la Fotografía, primero como empleado técnico de la prestigiosa firma carioca establecida por el suizo George Leuzinger (1813-1892) y, más adelante, al frente de su propio establecimiento fotográfico. Artista de gran sensibilidad, está considerado uno de los mejores cronistas fotográficos de Brasil -fue designado fotógrafo de la Marina Imperial y de la Comisión Geológica-, y en especial, de Río de Janeiro, por entonces antigua capital del Imperio de Brasil -ya bajo el reinado progresista del Emperador Dom Pedro II- famosa a nivel mundial por sus encantadores paisajes tropicales y la conjunción de montañas cubiertas de tupida vegetación, con la deslumbrante bahía.

La obra fotográfica de Ferrez se volcó con gran profesionalidad al registro de vistas paisajísticas, especialidad en la que no tuvo competencia en su época por la calidad y magnitud de sus trabajos. Su "Estabelecimento Photographico" de la Rua de Sao José N° 88 contaba con cámaras y objetivos especiales como, por ejemplo, el "Apparelho Panoramico" fabricado por M. Brandon y perfeccionado por el mismo Ferrez. Este equipo para registros panorámicos podía abarcar rangos desde 120° a 190° grados y pesaba 110 kilos, empleando enormes placas de vidrio de 1,10 x 0,40 metros con un peso de hasta 8 kilos cada una, las que debía trasladar por aquellas accidentadas montañas a lomo de burro.

Permitan una digresión que hace a esta catalogación: en la década de 1980 tuve el privilegio de cultivar una fraterna amistad con el historiador Gilberto Ferrez; las visitas a su mansión carioca estaban matizadas con numerosos relatos sobre su célebre abuelo, incluida la anécdota de cuando descubrió con sorpresa una colección de gigantescas placas negativas panorámicas sobre vidrio de aquella cámara Brandon olvidadas por su familia durante casi un siglo detrás de una pesada caja fuerte comercial.

El 12 de enero de 1923 el paisajista Marc Ferrez falleció a los 80 años en su amada ciudad de Río, dejando como herencia uno de los más importantes legados fotográficos de aquel Brasil entre siglos. Consideramos que la presente obra fotográfica vintage, tomada "d' aprés nature" sobre Río de Janeiro, es un maravilloso hallazgo que se ofrece ahora en forma excepcional al mejor coleccionismo histórico-fotográfico latinoamericano. 

Abel Alexander

Presidente de la Sociedad Iberoamericana de Historia de la Fotografía

Nota: Disponemos de  otras imágenes de este autor en la trastienda.

HMM