Daga “de compadrito”. Buenos Aires. Principios del siglo XX.

Empuñadura de sección redonda, lisa, con detalles cincelados. Vaina decorada con motivos de hojas y flores. Ambas piezas se vinculan en su decoración a través de los soajes cincelados con detalles de hojas. En la puntera, el punzón de autoría, hasta donde hemos consultado, desconocido: “P y Cía”. Medidas. Largo de hoja: 11 cm. Largo total: 23 cm.

Hoja con doble acanaladura, de doble filo y espiga central. Sin marca de fabricante.

De pequeñas dimensiones, fácil de ocultar, y con una hoja punzante, las historias de esta daga o puñal cautivaron a nuestro imperdible Jorge Luis Borges, que inmortalizó las andanzas de quienes las empuñaban. Así podemos leer en “Hombre de la esquina rosada” el ambiente orillero donde sucedían escabrosos episodios protagonizados por este cuchillo. Borges también lo hizo al inicio del capítulo IV de Evaristo Carriego: “Mil novecientos doce. Hacia los muchos salones de la calle Cerviño o hacia los cañaverales y huecos del Maldonado -zona dejada con galpones de zinc, llamados diversamente salones, donde flameaba el tango, a diez centavos la pieza y la compañera-, o amanecía con desdén un compadrito muerto con una puñalada humana en el vientre”.

O.26 - SLM