La colección del Dr. Fernando Pérez

Fernando Pérez y Carlos Maini en el laboratorio donado al Museo del Louvre. Fotografía: Gentileza © Gallica.bnf.fr / Bibliothèque nationale de France. 


Carlos Mainini observando con el equipo diseñado. Fotografía: Gentileza © Gallica.bnf.fr / Bibliothèque nationale de France. 


Retrato fotográfico de Luis Fernando Pérez Sucre.


Guillermo Palombo

 

Miembro Emérito del Instituto Argentino de Historia Militar, integrante del Grupo de Trabajo de Historia Militar de la Academia Nacional de la Historia, Académico Correspondiente de la Academia Sanmartiniana y del Instituto Histórico y Geográfico del Uruguay, ex presidente del Instituto de Estudios Iberoamericanos.

 

Su producción impresa sobre diversas disciplinas (libros, folletos, capítulos en obras colectivas, artículos en revistas especializadas y diarios) supera los 300 títulos. Acaba de presentar Uniformes del Ejército Argentino (Lilium Ediciones, Buenos Aires, 2023), un estudio de consulta ineludible sobre el tema.

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Por Guillermo Palombo *

El hombre


Hijo de Fernando Pérez y de Marie Bidart, Fernando Miguel nació en Buenos Aires el 6 de febrero de 1863.

 

Estudió medicina y se graduó en la Universidad de París, doctorándose en 1888 con una tesis sobre L´exploration des uretères.

 

Sus trabajos científicos entre 1899 y 1901 estuvieron centrados en la patología de la ocena o rinitis crónica atrófica, más tarde conocida como el «ozène de Pérez». Médico interno de hospitales de la Ciudad Luz, Pérez fue un brillante otorrinolaringólogo y bacteriólogo. En el Hospital Francés de Buenos Aires había realizado en 1893 la primera laringectomía total en Argentina, y segunda en América Latina. En 1922 fue incorporado a la Academia Nacional de Medicina de nuestro país.

 

Nombrado Ministro Plenipotenciario de la Legación Argentina en Austria-Hungría entre 1909 y 1913, se desempeñó después en Italia -entre 1922 y 1930-, donde en 1927 recibió el doctorado honoris causa de la Universidad de Roma por sus investigaciones y lucha contra la malaria. Su notable inclinación por la música, en particular por la literatura pianística, y la pintura, lo impulsaron a organizar en Roma eventos culturales y artísticos para promover a nuevos valores argentinos como el arquitecto Martín Noel y el pintor Benito Quinquela Martín.

 

Casó con Santos Emilia Benita Sucre Urbaneja, descendiente del Mariscal de Ayacucho, y tuvieron un hijo único: Luis Fernando. Francia distinguió a Pérez con la Legión de Honor, como comandante en 1921 y como Gran Oficial en 1933.

 

Su deceso se produjo en París en julio de 1935, y a su inhumación concurrieron altas autoridades y personalidades de Francia, rindiéndole honores militares el 5° Regimiento de Infantería.

 

Dos médicos argentinos en el Museo del Louvre

 

Fernando Pérez, con su colega el médico argentino Dr. Carlos Mainini [1897-1943], sentaron las bases de la pinacología artística al desarrollar un método científico para la autenticación de obras de arte.

 

Pérez advirtió que existían muchas falsificaciones de obras pictóricas importantes y movido por esa inquietud inició la búsqueda de algún procedimiento que permitiera diferenciar originales de copias a fin de autenticar de manera objetiva cualquier pintura. En una circunstancial visita a una fábrica de acero de Terni, cerca de Roma, observó que para estudiar y reconocer la estructura y la calidad de los aceros los técnicos utilizaban un ultramiscroscopio, iluminando la superficie pulida del metal con luz rasante. Eso le dio la idea de aplicar el mismo principio al estudio de la superficie de los cuadros para detectar marcas características.

 

Advirtió pronto que mediante el pinacoscopio era posible determinar el conjunto de trazos, líneas, pinceladas y capas de color que cada pintor coloca sobre el soporte de tela, madera o cartón, y que ello constituía una expresión gráfica personal y característica, integrada por elementos puestos en sinergia por la naturaleza fisiológica del pintor. Podríamos decir, algo similar a una huella dactilar o a ese ritmo escritural característico de cada individuo, que solo advierte el ojo entrenado del perito calígrafo ante un cuerpo de escritura. De modo que aplicado el pinacoscopio era posible observar en el empaste las características técnicas individuales de diferentes pintores.

 

Pérez comenzó a aplicar este método en Roma y después en Nápoles, en donde, a fines de enero de 1929, junto con el Dr. Mainini examinaron los primeros resultados obtenidos con la nueva técnica. Cabe aclarar que ambos practicaron ese examen sobre centenares de cuadros de las pinacotecas de Bologna y Nápoles; de las Academias de Bologna, Siena, Venecia; de las Galerías de Arte Moderna, la Borghese y del Palacio Corsini en Roma; y las del Palacio Pitti y Galería Uffizi de Florencia. Pérez estudió cerca de 3000 obras drealizadas por los más diversos artistas, desde Domenico Beccafumi, Michelangelo Buonarroti, Lorenzo Lotto, Tintoretto, George Romney, Giovanni Segantini hasta Benito Quinquela Martín. El método de la luz rasante aplicado sobre unos cuarenta pintores activos entre 1400 y 1500, permitió advertir la presencia de huellas dactilares, casi siempre incompletas pero útiles para asegurar las atribuciones de las obras.

 

El 18 de junio de 1930 el Dr. Pérez presentó en el anfiteatro Richelieu de París el resultado de su investigación sobre miles de pinturas, y el uso de su ultra-microscopio para estudiarlas, dándole a su sistema la denominación «pinacología artística». Al concluir la conferencia, anunció al público la oferta del matrimonio formado por el Dr. Mainini y su esposa, la millonaria argentina Corina Kavanagh [1], para financiar un instituto de pinacología.  El 14 de octubre de 1931 se inauguró oficialmente el «Instituto Mainini», instalado en salas del ala de las Tullerías, que fue el primer laboratorio científico francés para estudiar las obras en el Museo de Louvre [2]. Ello significó un paso adelante de la ciencia de la conservación y restauración del patrimonio artístico, debido a la inquietud, la pericia y el desinterés de dos médicos argentinos, mediante una valiosa contribución que Francia reconoció y valoró oficialmente.

 

La colección

 

Pero el Dr. Fernando Pérez no era solamente un científico sino también un coleccionista. Fue así que reunió un valioso y heterogéneo conjunto de mobiliario, platería, cristalería, porcelanas, alfombras de Esmirna, tapices de Bucará y Kirman, esculturas, tallas, una galería pictórica con 143 obras del siglo XVI al XX y una valiosa biblioteca de obras sobre arte.

 

Su inquietud le llevó a adquirir muebles provenientes de importantes colecciones, como un bargueño florentino del siglo XVI y dos consolas rinconeras del siglo  XVIII con tapas de mármol verde del Palacio Orsini en Roma; una consola romana del siglo XVIII con tapa de alabastro siciliano de la venta de la colección del príncipe Próspero Colonna; dos sillones florentinos del siglo XV tapizados en terciopelo del Palacio Salviati, en Florencia; una vitrina holandesa de laca roja del siglo XVIII y un tapiz persa del siglo XVIII, de 5,43 x 3 m. y un par de candelabros de madera tallada y dorada, estilo Directorio del palacio de la princesa de Metternich en Viena. También adquirió muebles en las conocidas casas «Floquet», «Jansen», y «Aux vieux temps» de París. Y no faltó lo vernáculo en el conjunto, como dos sillas antiguas españolas de la colección de Carlos Noel, un altar de madera tallada del siglo XVIII procedente de una iglesia de Jujuy y un antiguo juego portugués de jacarandá tapizado en cuero blanco, compuesto de sofá, dos sillones y cuatro sillas.

 

En el numeroso grupo de porcelanas de Sèvres, Saxe, Limoges, Baviera, Capodimonte, Dresden y china de Cantón, destacaba la «Apoteosis de la porcelana de Viena al Emperador Francisco José» con motivo de los 60 años de su reinado, una pieza única que le fue obsequiada por el Emperador, de la que se conservaba otra igual en biscuit en el Museo Decorativo de Viena. Y a ello deben agregarse piezas de ámbar, coral y opalinas.

 

También destacaba un importante conjunto de «Old Sheffield Plate», producto de un proceso de plateado que involucra la unión de una lámina de plata a una base de cobre. 

 

Y como el propietario de la colección era un melómano, no faltó una guitarra de pino abeto alemán con sonoridad única y alta calidad, elaborada por el afamado luthier español Francisco Simplicio [1874-1932], de Barcelona, que su autor entregaba con etiqueta original firmada y numerada, adquirida en la Exposición de París de 1929 por el guitarrista Andrés Segovia.

 

Entre las esculturas, llamaba la atención una Virgen de mármol florentino del siglo XV, atribuida a Nino de Piesolo, adquirida al anticuario y marchand de arte florentino Elia Volpi [1858-1938], que en 1904 compró el Palacio Davanzati, lo restauró y amueblado al estilo de una casa florentina entre la Edad Media y el Renacimiento, lo abrió al público como museo privado en 1910. Situado en la Via Porta Rossa 13, el inmueble fue adquirido por el Estado italiano en 1951, y es uno de los edificios del siglo XIV mejor conservados, hoy sede del Museo de la Casa Florentina Antigua.

 

No es posible indicar aquí la totalidad de obras pictóricas, pero referiré algunas de las más notables. Destaco el óleo «La toma de hábito» de Guercino da Cento, también conocido con el apodo Guercino o Il Guercino debido a su estrabismo [guercino es diminutivo de guercio, bizco en italiano], cuyo nombre era Giovanni Francesco Barbieri [1591-1666], representante del período de transición del clasicismo romano boloñés al barroco pleno. Personaje famoso en su época, el pintor español Velázquez lo visitó en 1629, durante su primer viaje a Italia. Otra pieza destacable era el «Retrato de hombre» de Adriaen Hanneman [c.1603-1671] pintor neerlandés  recordado por su maestría en el retrato, cuadro que había sido expuesto en la Exposición de obras maestras holandesas en el Museo Borghese de Roma, cuyo compañero se conservaba en la National Gallery de Londres.

 

Pero el Dr. Pérez no solo adquiría personalmente las obras que le interesaban, sino que en ocasiones lo hacía mediante interpósita persona. Así, por ejemplo, a su pedido, Eduardo Schiaffino, Director del Museo Nacional de Bellas Artes, en sus viajes por Europa adquirió para él una valiosa obra de Nicolás Poussin [1594-1665] y un paisaje de Jean de Marselle.

 

Otro amigo suyo, el Director del Museo de Viena, también compró para su colección el óleo «Entrada de Jesús en Jerusalem» de Alessandro Magnasco [1667-1749], conocido como il Lissandrino, por su baja estatura, pintor del Barroco tardío del norte de Italia, célebre por sus escenas de género y paisajes poblados de figuras estilizadas, fantásticas y a menudo fanasmagóricas, con un algo que recuerda al Greco.

 

Integraba el conjunto una «Marina» de Hendrik Willem Mesdag [1831-1915] de los Países Bajos, considerado uno de los mejores pintores de marinas y playas de su tiempo, y, finalmente, mencionamos el óleo «Vendedora de flores en Sevilla» de Joaquín Sorolla.

 

A la muerte del Dr. Fernando Pérez, la colección fue heredada por su hijo Fernando Luis Pérez Sucre, quien la trasladó a Buenos Aires, distribuyéndola en los ambientes principales de la planta baja [Gran hall, salón, escritorio, hall de la escalera] y de la alta [hall, 2 dormitorios y boudour] del petit hôtel de Aráoz 2854, que fue su domicilio.

 

Destino de la colección

 

En 1943 la colección ahora de Luis Fernando Pérez Sucre fue puesta en venta con un interesante catálogo [3]. También el inmueble fue vendido [4]. Para entonces, Luis Fernando Pérez Sucre puede decirse que se había evaporado de Buenos Aires. La biblioteca que fuera de su padre aparece ofrecida en venta en Montevideo el año 1947 [5].

 

Para resolver el misterio de esa desaparición y la causa de la venta de los bienes, debemos detenernos en la personalidad y vida privada de Luis Fernando Pérez Sucre.

 

Luis Fernando Pérez Sucre y la Archiduquesa, o la historia de la unión de dos destinos rotos por el infortunio

 

Luis Fernando Pérez Sucre nació en Buenos Aires el 24 de enero de 1890. Hijo único de Fernando Miguel Pérez y Santos Emilia Benita Sucre Urbaneja, en 1912 Luis Fernando fue beneficiado por una beca mensual de 200 pesos concedida por el Ministerio de Instrucción Pública para que continuara sus estudios de música en Europa [6]. Sabemos que fue un destacado pianista, en el nivel de concertista, pues en 1914 ofreció un concierto ante la Corte Imperial de Austria Hungría, donde su padre se desempeñaba como embajador argentino. En el palacio de Schönbrunn ejecutó el concierto para piano y orquesta núm. 2 en si bemol mayor, op. 83, de Johannes von Brahms [7]. Una década después, el 5 de mayo de 1925 contrajo matrimonio en Roma con María Elisa Bosch de Alvear [1896-1972], hija de Ernesto Bosch, que fuera Embajador en Francia y Canciller, y de Elisa de Alvear, pero el matrimonio no duró, se divorciaron y la Santa Sede declaró la nulidad del matrimonio [8].

 

Tras la muerte de su padre, Luis Fernando regresó a Buenos Aires, donde vivía de rentas. Replegado a su vida privada, habitaba la mansión de la calle Aráoz 2854. Pero su nombre adquirió notoriedad pública al aparecer en las noticias policiales y judiciales en noviembre de 1942, cuando tenía 52 años y se vio seriamente involucrado y detenido en una causa por corrupción de menores, paralela a la famosa causa «Ballvé» de los Cadetes del Colegio Militar, instruida por el Juez Dr. Narciso Ocampo, con intervención del fiscal Landaburu, donde también tuvo como consortes de causa al importante empresario Adolfo René de Bruyn, Juan Sganbellure, Carlos Zubizarreta y Eduardo Salvador Pérez Alén [9]. Se supo entonces que algunos involucrados en el proceso fugaron al Uruguay a esperar la prescripción de la acción penal. 

 

Fue precisamente entonces cuando Luis Fernando desaparece de Buenos Aires y reaparece en Montevideo, donde conoce a María Antonia con quien se casa ese mismo año de 1942. Era la unión de dos vidas rotas.

 

La flamante esposa era Su Alteza Imperial y Real María Roberta Blanca Leopoldina Beatriz Margarita Carolina Josefa Rafaela Miguela lgnacia Aurelia von Habsburg-Lothringen, princesa imperial y archiduquesa de Austria, princesa real de Hungría y de Bohemia, princesa de Toscana, nacida en Zagreb [actual Croacia] el 13 de julio de 1899 y sexta hija de los diez del archiduque Leopoldo Salvador de Austria y de la infanta Blanca de España. Tenía 19 años cuando cayó la monarquía austríaca cuyos bienes fueron confiscados. Salvo su hermano mayor, la familia se radicó en Barcelona donde vivieron muy modestamente, y luego se asentaron en Mallorca. María Antonia se casó el 16 de julio de 1924 con Ramón de Orlandis y Villalonga, nacido en Palma de Mallorca en 1896, donde éste murió el 10 de noviembre de 1936.

 

Viuda y con cinco hijos [que tuvieron numerosa descendencia], en busca de un mejor pasar María Antonia emigró a Uruguay, allí conoció a Luis Fernando [10] y ya casados, se mudaron al Brasil, donde vivieron con muchas dificultades en Porto Alegre. Tal vez el dinero de la venta de las colecciones, de la casa de la calle Aráoz y de la biblioteca del Dr. Pérez se fue evaporando hasta no quedar nada. A comienzos de la década del 50 vivían en una habitación de la ruinosa pensión de Abel y Julia Rubinatto, en la Avenida Independencia 980 de Porto Alegre, en una cuadra donde todavía hoy se ven viejas mansiones arruinadas [11]. Para mantenerse, Luis Fernando daba clases de piano y por las noches tocaba en bares. Allí falleció el 12 de junio de 1959 a los 69 años.

 

Después de la muerte de su marido, María Antonia quedó sola. Alejada de sus hijos, roto el contacto con su familia, sobrevivió inmersa en una pobreza extrema, al punto que muchas veces iba a buscar restos de comida al mercado municipal. En sus últimos días vivía en una casa de madera, en Canoas, acompañada solamente por su perro. Falleció de cáncer en la Santa Casa de Misericordia el 22 de octubre de 1977.


* Especial para Hilario. Artes Letras Oficios

 

Notas

1] En 1929 el Dr. Carlos Mainini contrajo matrimonio en París con Corina [Cora] Kavanagh, y allí se divorciaron judicialmente en 1935.

2] El trabajo de los doctores Pérez y Mainini, ha sido ampliamente esclarecido merced a la prolija investigación practicada por la Dra. Amandine Péquignot, museóloga, docente investigadora del Museo Nacional de Historia Natural [París], y visitante frecuente de nuestro país, en sus trabajos «La pinacologie de Fernando Pérez et l´Institut Mainini: quand la science de la conservation s'implante au musée», en Cahiers des Amériques latines, núm. 83 (2016), p. 153-160, y «Luces argentinas en París. El aporte de la pinacología a Francia en la conservación de su patrimonio», en Nuevos Mundos Mundos Nuevos, images, mémoires et sons, núm. 20, octubre 2020 [en línea].

3] García Zabaleta y Rivera Villate, Colección del Señor Fernando Pérez Sucre en su mansión Aráoz 2854 los días lunes 17 y martes 18 a las 21 horas. Impuesto Nacional 5% sobre los artículos de plata que excedan de $ 95. En exposición. Comisión 10%, Buenos Aires, B. Pezza, 1943. 25 p., 8 lám., 438 lotes.

4] El edificio de Aráoz 2854 fue adquirido por la Jüdische Kultrgemeinschaft (JKG), Comunidad Cultural Judía, después llamada ACIBA [Asociación Cultural Israelita de Buenos Aires], primera institución fundada por inmigrantes judíos de origen alemán en Argentina, exiliados de la Alemania nazi.

5] Biblioteca de arte del Dr. Fernando Pérez (1863-1935), remate el 10 y 11 de diciembre de 1947, Montevideo, Gomensoro y Castells, 1947, 67 págs. A punto de venderse, el Congreso del Uruguay votó una partida de fondos y una pequeña parte fue a la biblioteca de una de las facultades de la Universidad de Montevideo.

6] Reunión de la Cámara de Diputados núm. 89, febrero 9 de 1912, Becas, Congreso Nacional, Diario de Sesiones de la Cámara de Diputados. Período legislativo de 1911, Tomo IV, Sesiones de Prórroga Enero-1912-Marzo, Buenos Aires, El Comercio, Imprenta y Encuadernación, 1912, p. 781; ídem, Diario de Sesiones de la Cámara de Senadores, Senado de la Nación, Buenos Aires, 1913, p. 85; Ministerio de Hacienda de la Nación, Ley de Presupuesto General para la República Argentina para el ejercicio 1914, Imprenta de D. Daroqui y Cía, 1914, p. 556.

7] El curioso episodio que motiva la referencia está narrado por el autor citado más abajo en la nota [11].

8] Carlos Calvo, Nobiliario del antiguo Virreynato del Río de la Plata, t. III, Buenos Aires, Librería y Editorial La Facultad, 1938, p. 119. Alguien ha dicho que la nulidad canónica fue por falta de consumación. María Elisa Bosch en 1936 se casó nuevamente en París con el coronel marqués de Kerhué, quien falleció en Ginebra en 1985.

9] El episodio de la llamada «causa de los cadetes del Colegio Militar de la Nación» es demasiado conocido como para entrar aquí en sus escabrosos pormenores. Baste con decir que, con epílogos desafortunados para muchos de los involucrados, lo actuado está documentado en el expediente núm. 1648, caratulado «Abrate, Blanca Nieve por corrupción reiterada y asociación ilícita [art. 210 el Código Penal]», que se conserva en el Archivo Histórico de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, legajo 69.

10] Sobre la descendencia de los hijos de María Antonia hasta nuestros días véase: Iñaki Garrido y Yerobi, «De Carlos V a Wyatt Michael White. Descendencia actualizada de la dinastía carlista», en Anales de la Real Academia Matritense de Heráldica y Genealogía, núm. 7, Madrid, 2002-2003, p. 93-132, especialmente p. 116 y ss. Noticias de la última década revelan que sus hermanas María Alfonsa e Isabel fallecieron en Mallorca, la primera en 2014 a los 78 años y la segunda en 2022 a los 91.

11] Franklin Cunha, Sua Alteza Imperial e Real María Antonia de Habsburgo Bourbon que morou e morreu em Porto Alegre, primera edición de 2013 por la Editora Pradense, reedición electrónica en San Pablo por Ediciones 70 en 2024.



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