Seis formas del barro [en Asunción, Paraguay]
Aparte de sus valores estético-expresivos, esta muestra cuenta con una característica singular, poco común en el ámbito de la creación: reúne por primera vez la obra de seis hermanas ceramistas. Blanca Noguera de Torales [1961], Ediltrudis Noguera [1965], Carolina Noguera [1972], Edelmira Noguera [1979], Mariza Noguera [1981] y Susana Noguera [1984] son hijas de la destacada ceramista Julia Mercedes Areco de Noguera [1938-2023]. Todas ellas viven y trabajan en la Compañía 21 de Julio, Tobatí, así como lo hiciera la madre. Son parte de una familia numerosa: ocho mujeres y siete varones; sobreviven todas ellas y cuatro de los hermanos.
Confeccionada por mujeres y transmitida de madres a hijas, la cerámica constituye una de las manifestaciones más significativas del arte popular del Paraguay, en cuyo desarrollo histórico se encuentra involucrada: continúa la tradición indígena guaraní, pero se transforma para adaptarse a los desafíos que plantean los cambios sucesivos propuestos o impuestos por la colonización, la modernidad y la globalización. La tradición alfarera de Tobatí crece desvinculada de las concavidades del kambuchi, el cántaro mestizo, y dispuesta, por eso, a asumir configuraciones con mayor libertad formal.
Así como otras ceramistas de Tobatí, las Noguera desarrollan un mundo de figuras antropo y zoomorfas, provistas de notable seguridad en el manejo del espacio escultórico. Son piezas que realizan de modo certero el difícil desafío de reinventar en cada una de ellas la marca de la memoria y la representación de sus mundos cotidianos. Cada una de ellas retoma, a su manera, las fuentes guaraníes y mestizas y relega sus funciones culinarias en pos de soluciones estéticas y expresivas. Entre los muchos otros contenidos de la figuración ceramística, la obra de las Noguera se distingue por un particular sentido del humor, el desarrollo de un delicado erotismo y el énfasis dado a la presencia del cuerpo. Utilizan, en general, el fumigado negro, obtenido por la impregnación de humo de origen vegetal durante la cocción de las piezas; pero no desdeñan emplear el color natural, así como el acabado liso del engobe, que otorga un característico color rojizo.
El Museo del Barro [2] busca impulsar la producción sistemática de la cerámica popular y afirmar el estrechamiento de vínculos colectivos en torno a esa manifestación. De cara a tales objetivos, ha convocado este año a las seis hermanas Noguera que continuadoras de esta tradición, expongan en conjunto. La convocatoria ha provocado diferentes situaciones, afirmativas todas. En primer lugar, ha motivado la producción de algunas de ellas, menos activas en los últimos años. En segundo, ha impulsado la aparición de formas nuevas: las creadoras no se limitan a repetir sus modelos, sino que introducen audaces innovaciones que enriquecen la iconografía cronística. En tercer lugar, promueve la singularidad expresiva de cada una de ellas y fomenta el ingreso de todas a los circuitos de exhibición y consumo de las obras. Por último, reafirma los lazos de la producción femenina en el contexto de una gran familia que tanto apuesta a la tradición como renueva las formas del barro.
Asunción. Diciembre, 2025.
Notas:
1] Se trata del texto curatorial, cedido por su autor para ser publicado en Hilario. Artes Letras Oficios.
2] El Museo del Barro se encuentra ubicado al 2716 de la calle Grabadores del Cabichuí, en Asunción, Paraguay. Y la muestra se extiende en la Sala Olga Blinder. Horarios: de Martes a Sábados desde las 14 h hasta las 20 h. Los días Viernes y sábados el acceso es gratuito.



