Hilario hoy nos recibe en su número cincuenta. Como las demás cifras anteriores y posteriores, puede expresar igual características que las otras, pero los cincuenta son considerados habitualmente «un numerito». A él llegamos una década más tarde de «cantar las cuarenta» a varios que no estuvieron a la altura de lo que era correcto, pero esta experiencia acumulada nos ha acostumbrado a la divergencia, la tolerancia y al perdón. Los cincuenta pueden ser felices o agridulces. Recuerdo siempre la cara de mi padre cuando cumplió los 50 años y lo felicité por el «medio siglo». Creo que le dolió recordar la gravosa equivalencia. Pero el numerito implica haber cumplido el desafío, ya que bien puede ser considerado como una meta de realizaciones, una apuesta difícil de concretar o la duda de una dificultad insalvable.
Me ha tocado en la vida utilizarlo como referencia para construir caminos en la tarea. En 1992, estando en Montreal, en el Centro Canadiense de Arquitectura les plantee que la Historia de la arquitectura latinoamericana se tendría que escribir a partir de las revistas editadas en el continente y que era fundamental microfilmarlas [antes de los escáneres] pidiéndoles que ellos asumieran esta tarea. Pese a que ofrecí encontrar un contacto en cada país que hiciera la gestión para acceder a estos fondos, gentilmente me explicaron que era un proyecto interesante pero costoso por los desplazamientos que implicaba, y sugirieron concentrar las revistas en un solo lugar y si quería, que me ocupase de eso, que así ellos podrían colaborar.
Radicado en ese entonces en la ciudad de Resistencia [Chaco, Argentina] era más que complejo el desafío, pero la red de amigos latinoamericanos y muchas Facultades y Universidades me acompañarían en el proceso de formar la gran hemeroteca a través del canje, donación y adquisición que finalmente desarrollamos durante varios lustros.
Pero el comentario adicional que hicieron mis interlocutores fue el que realmente me motivó. Explicaron que no tenían confianza en las instituciones latinoamericanas porque no eran consecuentes. Que prometían ediciones de revistas mensuales y terminaban publicando dos o tres números al año, que no llegaban las suscripciones, que los cambios de directivos de las entidades universitarias y profesionales significaban cambios de nombre de las revistas, o del tamaño, o del tipo de contenido. Me pareció duro y pensé que seguramente eso también sucedería en otros lados, pero a la vez mi propia experiencia reconocía la verdad de estas afirmaciones.
Presentí que era necesario mostrar capacidad de lograr continuidad en la tarea y calladamente me surgió «el numerito». Me propuse en 1995 crear el Centro de Documentación de Arquitectura Latinoamericana [CEDODAL], juntar las revistas y organizar una serie de libros que tuvieran el mismo tamaño, la misma tipografía, las mismas pautas de diagramación y los componentes de unidad en las tapas. La meta era hacer 50 libros semejantes sobre temas de arquitectura y urbanismo continentales, y buscar las alianzas necesarias para ello. Con la inicial edición en 1999 fruto de nuestra primera gran Exposición, comenzamos la tarea y ya en el año 2019 el CEDODAL producía su libro 50; publicaciones hechas en Argentina, Perú, Uruguay, Colombia, España y Brasil, acompañados por amigos e instituciones que se nos plegaron en sociedad. El número cincuenta fue una meta que nos enseñó, además, que todo radica en la responsabilidad de mantener una línea de trabajo y la templanza para no cesar en la tarea.
Apareció entonces la satisfacción por la meta alcanzada y la tentación de abrir nuevos horizontes, pues comprendimos que la llegada debía ser el impulso para acelerar la nueva partida. El número era un desafío, pero ahora era también una responsabilidad y continuamos con todos aquellos que se habían sumado a la misión del rescate de la arquitectura continental. Hoy ya estamos en los 57 libros de la llamada «Serie Blanca» del CEDODAL.
El camino lo iniciaron en la Universidad Nacional del Nordeste en 1966, cincuenta y siete años más tarde, en 2023, fueron distinguidos como «Profesores Extraordinarios»: los arquitectos Ramón Gutiérrez y Graciela Viñuales; en la imagen junto al Dr. Miguel Barreto, decano de la FAU-UNNE, ubicado al centro.
Todo esto viene al caso porque la Revista Hilario cumple los 50 números y sin duda, se está planteando las mismas alegrías, inquietudes y demandas. Tiene en eso más chances que yo, por ejemplo, cumplir las 50 entregas de la Revista. Yo no pude hacerlo, mis Documentos de Arquitectura Nacional y Americana [DANA] comenzados en Resistencia en 1973, llegaron hasta el número 43. Pero, aferrados empáticamente al numerito, hoy puedo decir que en el 2023 celebramos los 50 años de su aparición y nos llenamos de recuerdos, anécdotas y nostalgias. Ahora mismo los 50 actúan en nosotros a modo de bumerang y regresan. En Asunción acaban de imprimir la quinta edición de mi libro de «Evolución urbanística y arquitectónica del Paraguay. [1537-1911]» que justamente se editó por primera vez en 1975, hace ya medio siglo. Como en el inicio, nuevamente los 50 -¡un numerito!- nos permiten acompañar el entusiasmo de los amigos de Hilario en esta notable tarea que vienen realizando en la difusión cultural de nuestro patrimonio.
Para ser coherentes con la amistad y la alegría de la trayectoria que han cumplido, les deseamos muchos 50, sin cuenta, pero con cuentos.
* Especial para Hilario. Artes Letras Oficios