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Acsu antiguo de Macha. Potosí, Bolivia. Principios del siglo XX.

Prenda de notable calidad tejida en el tradicional telar de suelo, también llamado horizontal “de estacas” en referencia a su sencillez consistente en cuatro estacas de madera clavadas firmemente en el piso de tierra, a cielo abierto, en las cuales se amarran los travesaños que albergarán la urdimbre. La lana de oveja de hilado artesanal con huso ha sido teñida con los típicos tonos oscuros de los textiles Macha. Su estructura es de dos paños asimétricos de formas levemente trapezoidales, tejidos individualmente a faz de urdimbre con técnica de cuatro bordes, unidos luego con costura central. Las calles de labor que ornamentan el paño principal han sido tejidas bajo la técnica de urdimbre complementaria, con una austera paleta cromática, con elementos decorativos, como zig-zag y rombos que encierran pequeños hexágonos, siempre geométricos y abstractos, careciendo de figuras zoomorfas y fitomorfas, tal como expresa la cita bibliográfica que incluimos en el siguiente párrafo. Medidas. Largo: 102 cm. Ancho: 82 cm en los bordes y 73 cm en el centro.

 

Acsu típico de la zona de Potosí, antigua región de los Caracara, cuya capital era Macha. “Entre los cuatro grandes pueblos del sur, junto a los Charcas, estaba la nación Caracara, con su capital: Macha. Los diseños actuales de los textiles Macha carecen por completo de influencia virreinal o republicana, manteniendo rasgos de ascendencia prehispánica. Su temática es netamente geométrica y abstracta, basada en rombos, zigzags y pequeños hexágonos.” (1).

 

El acsu o aksu nació en épocas precolombinas como vestimenta única de las mujeres quechuas y aymaras y consistía en un tejido –generalmente negro- que las cubría desde el torso hasta los tobillos, análogo al “kepam” de las mujeres mapuche, pero con el correr de los siglos y la inclusión de las polleras en la indumentaria, se convirtió en un accesorio de lujo usado sobre ellas: una sobrepollera. Por tal motivo vemos que no existen acsus sencillos, de uso diario. Es una prenda muy especial que puede haber sido tejida por su dueña o haberla recibido como herencia. Era común la costumbre de que una anciana dispusiera que el acsu que tejió cuando joven la acompañara a su última morada, en tanto que otras (por fortuna para los coleccionistas) lo legaban a sus nietas en sus disposiciones testamentarias.

 

Muy poco frecuente, este acsu mantiene sus atributos en gran forma, incluida la firmeza de sus colores y su excelente estado de conservación, aun considerando su uso a través de varias generaciones, ya que nació en los inicios del siglo pasado.

 

Nota:

1. Teresa Gisbert, Martha Cajías, Silvia Arce: Textiles en los Andes Bolivianos. Ed. Agencia Boliviana de Fotos / Fundación Cultural Quipus, La Paz, Bolivia, 2003, p. 155.


LOTE 126
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