Cautiva. Río de la Plata. Circa 1870.

Óleo sobre tela, firmado a la derecha, abajo. Medidas: 55 x 45 cm. Obra enmarcada.

El tema de las cautivas interesó a los escritores y a los pintores, que se inspiraron en poesías y relatos, como los que protagonizó Lucía Miranda, la cautiva blanca. Con sus ojos oscuros mira desafiante, con su rostro ligeramente inclinado. Se trata de una joven de larga cabellera azabache que lleva suntuosas joyas sobre su cabeza, aros y una gargantilla o collar. Además, viste un manto rojo y listado, al parecer un poncho. Si Juan Luis Blanes pretendió retratar a la joven cautiva adaptada a la nueva vida en las tolderías, lo cierto es que tanto el color de su ajuar, asemejando el oro, y el diseño de estas obras no resultan representaciones fidedignas de los pampa que habitaban nuestro territorio, y además, las mujeres no vestían poncho, prenda masculina en esta cultura.

El uso del empapelado recuerda el célebre Retrato de Doña Carlota Ferreira de Regunaga realizado por su padre Juan Manuel Blanes hacia 1883, y conservado en el Museo Nacional de Bellas Artes de Uruguay.

Hasta aquí, imposible hablar de una cautiva en especial, la ensayista María Rosa Lojo nos indicó a propósito de este tema: “Desde luego, podría haber conocido a Eduarda Mansilla, que murió en Buenos Aires en 1892. O a alguno de sus hijos. Ella volvió a publicar su Lucía Miranda en 1882. Pero también era una tradición uruguaya. Pienso en el poema Mangora, de Magariños Cervantes. En todo caso, es verosímil que Blanes se haya inspirado en este personaje femenino, que además, en la novela de Mansilla, no tiene una adscripción demasiado clara a una etnia determinada, porque si bien se habla de timbúes, la mayoría de los nombres son mapuches.” 

Juan Luis Blanes (Montevideo, 1856 - 1895) fue un pintor y escultor uruguayo, hijo primogénito del pintor Juan Manuel Blanes. Tuvo como maestro a su padre, al igual que su hermano Nicanor; ambos perfeccionaron posteriormente sus estudios en la Academia de Arte de Florencia, para regresar más adelante a Montevideo. Juan Luis, cronológicamente el primer escultor uruguayo, permaneció por espacio de dos años en Buenos Aires, reintegrándose a la actividad artística en su ciudad natal a partir de 1893. En momentos en que proyectaba un nuevo viaje a Europa para vigilar la fundición de la estatua de Artigas a erigirse en la ciudad de San José de Mayo, falleció. Como pintor dejó cuadros con temas criollos, de la costa rioplatense y varias obras de composición y dibujos de academia. 

Agradecemos la información brindada por María Rosa Lojo -coautora del ensayo que enriquece la reedición académica de Lucía Miranda, de Eduarda Mansilla, publicada por Editorial Iberoamericana en 2007- y Laura Malosetti Costa.