Cuchillo picazo. Buenos Aires. Primera mitad del s. XX.

La sutil elegancia del galloneado que, en armonía con el menor tamaño de la superficie reduce sus dimensiones, pone de manifiesto un especial dominio técnico del oficio que sorprende. La vaina, de cuero, nos muestra el brocal con la traba -donde aparece el punzón del título de metal- y una puntera sin aditamentos, en una versión muy original; todo decorado con una fina labor. Sin datos de autor. En todo su recorrido presenta cuatro soajes lisos. 

Medidas. Largo de hoja: 16,8 cm. Largo total: 29,5 cm.

Hoja sin marca, de generoso tamaño, con su botón facetado y lomo liso.

El atractivo por las piezas galloneadas se ha extendido por décadas, desde finales del siglo XIX. Para un buen platero, la ejecución de estas piezas lo exponía al desafío de armonizar el tamaño de cada galón de acuerdo a dónde se presenta dentro de la obra en ejecución. En las superficies más reducidas, un buen orfebre logra disminuir el tamaño de los galones y esa gracia torna al producto final en una obra de colección. Este ejemplo lo confirma.