Poncho pampa de guarda atada. Artesana: Doña Selva Díaz. Catamarca. Circa 1990.
Sin duda, estamos ante uno de los mejores ponchos pampa nacido en su telar criollo elaborado con lana Merino hilada con rueca de mecanizado artesanal. Fue tejido a faz de urdimbre, en una sola pieza, respetando la dinámica ornamental de la cultura mapuche. Las calles de guarda atada (ikat) han sido estructuradas con chacanas centrales (rombos escalonados internos sin troncales de conexión) flanqueadas por praprawe (escaleras laterales unidas) y escaleras independientes configurando un dibujo complejo que transmite la sensación de continuidad entre las tres calles, solo interrumpidas amablemente por las formidables calles de listas de colores obtenidos por teñido con elementos naturales. Los flecos estructurales retorcidos y anudados, sumados a la llanca (el refuerzo de la boca) acompañan dignamente la incuestionable calidad de la tela obtenida. Medidas. Largo: 170 m. Ancho: 140 cm. Flecos: 10 cm.
La calidad de la prenda, una vez más, nos obliga a confirmar el reconocimiento unánime de ser la mejor “tejendera” de su generación. Lo hemos compartido en ocasiones anteriores; el camino fue arduo y requirió trabajo, sinsabores y paciencia. Lo resume una nota periodística de 2019 aparecida en el diario La Nación: “Todavía recuerda a su primer poncho. Quería unas sábanas para su cama, porque no tenía. Con retazos de lana que le regaló una vecina, emprendió esa tarea con la asistencia de su madre, uniendo hilo por hilo hasta que se fue formando el tramado. Era gris con guardas bordó, no me olvido más. Se lo vendí a un matrimonio de docentes del pueblo que no solo me pagaron sino que además me regalaron el juego de sábanas. Con esa plata compré más materia prima para hacer otro. Así comencé el camino del telar, relata. El docente que le compró ese primer poncho quedó admirado por el talento de la pequeña y le propuso un trato: él le entregaba el material y ella hacía dos ponchos, uno para cada uno, una suerte de sociedad de capital e industria. … Poco a poco le fue “agarrando la mano” y los pedidos en la zona fueron en aumento. Tiempo después llegó el momento de crecer y mudarse. Dejó a su madre y se mudó a Londres. Comenzó a salir a ferias y festivales para mostrar sus productos y hacerse conocida. Junto a su prima, eran horas y horas en los puestos de las exposiciones “que hasta se quedaban dormidas sentadas” (1).
Nota:
1. Diario La Nación. Sección Campo. Agosto 1 de 2019.
AUTOR/A | SELVA DÍAZ |
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LOTE | 128 |
PRECIO BASE | U$S 1200 |
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