Sahumador en forma de pavo real. Argentina. Siglo XIX.

Su autor acudió a distintas técnicas para lograr esta singular pieza de uso civil; nos referimos a batido, fundido, cincelado y repujado. Sin marcaje. 

Medidas. Alto: 20,5 cm. Peso: 411 gr.

El cuerpo del ave se articula al centro por medio de bisagras con su parte inferior utilizada como recipiente y la superior como tapa. Presenta su cabeza -de muy buena resolución-, fundida y cincelada. Las alas y su cola abierta, muestran el plumaje repujado y cincelado. Las patas, también fundidas y cinceladas, se apoyan sobre una salvilla o bandeja circular, con una guarda perimetral cincelada y de bordes festoneados.

Para que cumpliera su función, el recipiente solía incluir una taza de bronce agregada, donde se quemaba el incienso para perfumar algunos ambientes. En cuanto al diseño, en la platería hispanoamericana se acudía con frecuencia a las figuras de ciervos y pavos para darles forma a estos artículos labrados en plata batida y fundida, o en delgadas cintas del mismo metal noble, en las versiones tan apreciadas de filigrana. 

En la colección de Gustavo Muniz Barreto se identifica un ejemplar de estas características -”con alas y cola superpuesta”, e incluso el conjunto, como el que ahora ofrecemos, apoyando sobre un “platillo redondo repujado”, solo que en vez de un astil, aquel poseía dos soportes de plata lisa- e indicando que es de la época de la independencia. Quien realizó aquel estudio, Antonio Pérez Valiente de Moctezuma, aseguraba que aquella obra provenía de Paraná, provincia de Entre Ríos. Su peso era de 500 gramos. (Colección Gustavo Muniz Barreto. Platería colonial. Buenos Aires, 1960, ítem 165) Otro ejemplar, existente en la colección del Museo Isaac Fernández Blanco fue catalogado como oriundo de Buenos Aires, primera mitad del siglo XIX. (1)

Nota: 

1. Los tesoros de la Muy Noble Iberoamérica, Museo de Arte Hispano-Americano I. Fernández Blanco, Buenos Aires, 1982, ítem 311 (reproducido).