Florencia no es sólo renacimiento.

Vista panorámica del acceso a la Gallería degli Uffizi, en Florencia, Italia.



La revista Poesía, de Marinetti. Fotografía: Gentileza Galleria degli Uffizi.



Carlo Carrà, Pino sul mare. Óleo de 1921. Fotografía: Guillermo Vega Fischer.



Cavalcando il Sole (1914), de Enrico Cavacchioli. Fotografía: Guillermo Vega Fischer.



Mascherate Futuriste. Travestimenti lirici (1917) de Emilio Settimelli. Fotografía: Guillermo Vega Fischer.



Guillermo Vega Fischer

(Buenos Aires, 1979)


Compositor, pianista, dramaturgo, director musical y teatral, egresado de la Universidad Nacional de La Plata. Dirige junto al artista visual Pablo Archetti la Compañía Canción Nocturna del Caminante con la que estrena óperas de su autoría, como En la colonia penitenciaria, sobre el cuento de Franz Kafka; El infierno musical, sobre el libro de Alejandra Pizarnik; Canción nocturna del caminante y su pálido compañero, sobre canciones de Franz Schubert, y La máscara de la muerte amarilla, sobre la epidemia de fiebre amarilla de 1871 en Buenos Aires.


 Aquí su página con su producción: www.ccnc.com.ar


Dentro del equipo de Hilario se ocupa de la investigación y catalogación, especialmente en las áreas de las artes visuales, fotografía patrimonial, cartografía y literatura.


Por Guillermo Vega Fischer

El espíritu de principios del siglo XX en Italia, a través de las revistas y el arte de la época, en una muestra en la Galleria degli Uffizi.


En la pasada entrega de Hilario compartí unas experiencias del reciente viaje a Italia [1]. En aquel relato vinculaba vivencias en Torino y Florencia a recuerdos previos, el viaje como un reencuentro con lo ya conocido. Les comparto ahora otro momento de aquella visita, que podría describirse como lo opuesto: un descubrimiento sorpresivo, absolutamente fuera de lo planificado. 


Nos disponíamos a visitar la Gallería degli Uffizi, en Florencia, y sucedió. Punto central entre los destinos anhelados, el museo que ocupa el primer y segundo piso del gran edificio construido entre 1560 y 1580 por Giorgio Vasari, protege una de las colecciones de arte más destacadas del planeta con su gran galería soleada con mármoles griegos y romanos, y la colección de pinturas italianas del siglo XIV y del Renacimiento que incluye obras maestras de Giotto, Piero della Francesca, Beato Angelico, Filippo Lippi, Botticelli, Leonardo, Raffaello, Michelangelo y Caravaggio, además de piezas increíbles de pintores alemanes, holandeses y flamencos. Estas obras eran nuestro objetivo. Bajo la perspectiva que mencionaba antes, nos reencontraríamos con la genialidad de Botticelli en El nacimiento de Venus y La primavera, por ejemplo. Sin embargo, al ingresar al museo nos sorprendió una muestra temporaria titulada Revistas. La cultura en Italia a principios del siglo XX, que ocupaba unas salas nuevas levantadas en la planta baja. Y nuestro viaje al Renacimiento sufrió -más bien gozó- de un sorpresivo giro hacia las vanguardias de comienzos del siglo pasado.


Leímos en su texto curatorial: «Mentes profundas, plumas agudas, personalidades complejas, a veces incendiarias, todas muy diferentes entre sí pero unidas por una característica fundamental: haber (re)animado y fructificado, con las revistas que ellas mismas fundaron y dirigieron, el debate intelectual y político del país en las primeras décadas del siglo pasado. Ahora, por primera vez, un museo describe y narra íntegramente, a través de las páginas de sus propios protagonistas, este período inquieto y fértil, ferviente de ideas, visiones, provocaciones cuyo genio y alcance vanguardista ha resistido el desgaste del tiempo y continúa generando frutos hoy en día». La muestra fue organizada por los Uffizi junto con la Biblioteca Nacional Central de Florencia, comisariada por Giovanna Lambroni, Simona Mammana y Chiara Toti. Más de 250 obras se exhibían en las salas, entre óleos, dibujos, grabados, esculturas, y un panorama completo de las publicaciones culturales más influyentes aparecidas en la península durante el primer tercio del siglo XX, representado en vitrinas con revistas, panfletos, sueltos y libros.


La gran temporada florentina de revistas comenzó en 1903, inaugurada por Leonardo (1903-1907) de Giovanni Papini y Giuseppe Prezzolini, que reunió a jóvenes intelectuales unidos por el idealismo antipositivista e impulsados ​​por el deseo de socavar la cultura de la época. También en Florencia nació Il Regno (1903-1906), fundado por Enrico Corradini, el primer órgano de prensa importante del nacionalismo italiano. Le continuó Hermes (1904-1906), revista literaria inspirada en D'Annunzio. En el mismo fructífero año 1903 se publicó en Nápoles el primer número de La Critica (1903-1944) de Benedetto Croce, con la intención de desarrollar una actividad crítica garantizada por la presencia autorizada de Croce y Giovanni Gentile. Superada la fase de inquietud de Leonardo, Giuseppe Prezzolini fundó en Florencia La Voce (1908-1916), una revista destinada a desempeñar un papel central en el debate cultural y político italiano. Otra gran publicación de la época, y que observamos en la exposición, fue Lacerba (1913-1915). Protagonista de la temporada futurista florentina y de sus veladas memorables, el grupo «Lacerba» organizó entre 1913 y 1914 exposiciones futuristas que trajeron a esta ciudad las obras de Umberto Boccioni, Carlo Carrà, Luigi Russolo, Giacomo Balla y Gino Severini.


Revista Lacerba. Fotografía: Gentileza Galleria degli Uffizi.


Filippo Tommaso Marinetti [2], junto a Sem Benelli y Vtaliano Ponti fundaron e n Milán en 1905 la revista Poesía (1905-1909). Allí se publicó en 1909 el emblemático Manifiesto Futurista convirtiéndo la revista en el órgano del movimiento. La respuesta florentina fue L'Italia Futurista (1916-1918), fundada y dirigida por Emilio Settimelli y Bruno Corra, más tarde también con Arnaldo Ginna, donde se dedicó un amplio espacio a los escritos de Marinetti. 


Además de la fundamental exhibición de las revistas, como comenté, la exposición colgó pinturas, como Pino sul mare, óleo de Carlo Carrá de 1921. Leo en la cartela de exhibición: «"Ya no albergo ningún tipo de prejuicio. Vuelvo a las formas primitivas y concretas. Me siento como el Giotto de mi época”, escribió Carrà a Papini en junio de 1915, manifestando su adhesión a un nuevo modelo de simplificación formal que estaba para definirse aún más en los años de la posguerra en cuadros de capital importancia como Pino junto al mar, antiguamente propiedad del músico Aldredo Casella». Y pensé: ¡Alfredo Casella!, el autor del gran tratado La técnica de la orquesta contemporánea que día y noche vuelvo a consultar, desde hace años, y que ocupa un lugar privilegiado sobre mi piano. 


Del mismo Carlo Carrà, junto a Marinetti, Boccioni, Russolo y Piatti es la controversial Sintesi futurista della guerra, de 1914. Forma parte de Guerrapintura: futurismo político, dinamismo plástico, 12 diseños guerreros, palabras en libertad, editado en Milán por Edizioni futuriste di “Poesía” en 1915. Leemos en Síntesis… : «Glorificamos la guerra, que para nosotros es la única higiene del mundo (1er Manifiesto del Futurismo), mientras que para los alemanes representa una barriga gorda de cuervos y hienas. No nos interesan las catedrales antiguas; pero negamos a la Alemania medieval, plagiadora, tonta y desprovista de genio creativo, el derecho futurista a destruir obras de arte. Este derecho pertenece sólo al genio creativo italiano, capaz de crear una belleza nueva y mayor sobre las ruinas de la belleza antigua».


Sintesi futurista della guerra. Milán, 1915.


También para destacar, otras publicaciones de Edizioni Futuriste di “Poesia”, Pittura Scultura Futuriste (Dinamismo plastico) (1914) de Boccioni, Cabalcando il Sole (1914), de Enrico Cavacchioli, y Mascherate Futuriste. Travestimenti lirici (1917) de Emilio Settimelli. 


Felices ante la visita imprevista, abandonamos el recorrido por la vanguardia italiana de comienzos del siglo XX para sumergirnos en aquella otra vanguardia, la humanística del Renacimiento que surgió allí mismo, pero varias centurias antes, hacia el siglo XV. ¡Apasionados Italianos!


Notas: 

1. Ver más AQUÍ

2. Marinetti, reconocido fundador del movimiento, visitó Argentina en dos ocasiones, en 1926 (Ver más) y diez años más tarde.


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