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Artesanías para salvar el mundo

El proyecto se inicia en los campos de cultivo aplicando técnicas ancestrales para recuperar la salud de los suelos agotados. Fotografía: Gentileza SukkhaCitta.




Las manos expertas de las maestras hilanderas y tejedoras señalaron el camino desde el inicio del proyecto. Fotografía: Gentileza SukkhaCitta.



La boutique de Yakarta -ciudad capital de Indonesia-, nave insignia de la empresa. Fotografía: Gentileza SukkhaCita.



“Angkasa”, camisa de mujer con mangas de organza de seda, con tintes naturales.



Por Roberto Vega Andersen *

Días pasados, se anunciaron los cinco Premios Rolex a la Iniciativa 2023, un galardón bianual que, desde 1976 selecciona proyectos innovadores enfocados a preservar el medio ambiente, la salud y el patrimonio cultural acudiendo a estrategias de alto impacto.

 

La iniciativa mira hacia el futuro y promueve la ayuda a personas excepcionales, auténticos pioneros en sus campos de acción, los que responden a grandes retos con proyectos originales e innovadores destinados a mejorar el conocimiento y el bienestar a través de iniciativas individuales o bien mediante las organizaciones que ya han creado.

 

Con esta entrega ya son ciento sesenta los Premios otorgados desde su lanzamiento; una estrategia que trasciende el objetivo comercial generando un efecto que, en numerosos casos ha transformado vidas y comunidades enteras. En la voz de la empresa organizadora, advertimos que «también han estimulado nuevas formas de plantear problemas comunes en campos tan diversos como la creación de tecnologías para mejorar la vida de las personas, la preservación de ecosistemas en peligro, la protección de los océanos, la exploración de nuevas fronteras en el planeta o el descubrimiento de importantes avances en la ciencia y la salud».

 

Como en los años anteriores, los galardonados se encuentran en los más diversos puntos del globo; esta vez en Perú, China y Mongolia, Costa de Marfil, Kenia e Indonesia. Para cada edición, los postulantes acercan sus proyectos -hasta aquí, unas 37000 solicitudes- y un jurado independiente realiza su labor para seleccionar a los premiados; desde 1976 Rolex ha convocado a 168 jueces, expertos internacionales.

 

En esta edición, los cinco laureados conducen proyectos destinados al suministro de agua potable a las comunidades de las regiones áridas de Kenia, a la protección de los últimos bosques primarios de África Occidental, a salvar a los camellos salvajes del Desierto de Gobi -en Asia Oriental- en peligro crítico, al incentivo de la reforestación comunitaria en las alturas de los Andes sudamericanos y a crear una cadena de suministro que beneficia a las artesanas rurales y al medio ambiente de Indonesia.

 

En cada proyecto, el líder recibe una importante suma de dinero, un cronómetro Rolex de oro y el reconocimiento internacional que le otorga visibilidad para avanzar con los programas en marcha a través de donantes privados.

 

SukkhaCita, una marca de ropa que crece con un mensaje aleccionador

 

Denica Riadini-Flesch, empresaria social indonesia galardonada en esta edición (VER VIDEO), lleva adelante un proyecto que empodera a las artesanas de su país mediante un salario justo y una capacitación que primero permite recuperar técnicas autóctonas de cultivo del algodón, el que es cosechado e hilado de forma artesanal, del mismo modo que su teñido: «Hemos evitado que más de 3 millones de litros de tintes tóxicos se viertan en nuestros ríos utilizando tintes completamente naturales», explica Riadini‑Flesch. Y con esa materia prima, en las escuelas de artesanía también creadas por su organización, los maestros tejedores transmiten las formas ancestrales de tejido para obtener prendas muy especiales, con diseños que armonizan funcionalidad y belleza. Bajo el slogan “de la granja al armario”, la Fundación Rumah SukkhaCitta trabaja en el empoderamiento de las mujeres -grandes amplificadoras del cambio en sus comunidades rurales- en Indonesia mediante la artesanía textil y la restauración del entorno natural utilizando la sabiduría agrícola indígena con ecosistemas regeneradores destinados a reparar suelos agotados [1].


“Seribu Bunga”, abrigo Kebaya, para usar como top o abierto; fabricado de forma sostenible, el gris cálido está tenido con hojas de índigo y madera de caoba recuperada.


La marca, SukkhaCitta -una voz que significa felicidad-, ya se comercializa en treinta y dos países. Hoy reúne a más de cuatrocientas cincuenta artesanas y asombroso, la edad promedio de estas mujeres ha pasado de 60 a 28 años, fenómeno que se explica a través del protagonismo de las más jóvenes en las comunidades locales, ya identificadas con los valores de su cultura indígena. Todo el proyecto beneficia a más de 1400 personas entre agricultores, maestros tejedores, artesanas y capacitadores, y planea regenerar unas 1000 hectáreas de tierras degradadas.


Riadini-Flesch, alma mater del proyecto, formada como economista de desarrollo, trabajó para el Banco Mundial en Indonesia y recorriendo las poblaciones rurales comprendió que las mujeres locales más que una ayuda, necesitaban un trabajo digno. Desde esa idea pasó a la acción al fundar SukkaCitta junto a tres mujeres y aquel sueño es hoy una realidad que trasciende el nicho de mercado de la ropa sustentable.


La iniciativa busca educar también al consumidor, exigiendo la prohibición del trabajo infantil, salarios justos, derechos de los trabajadores, seguridad en los lugares de trabajo junto a una clara política de antiacoso y una máxima gestión ambiental, patrones éticos que en general son vulnerados por buena parte de las marcas de ropa más exitosas de la economía global. ¡En cuántas ocasiones nuestras compras promueven esas prácticas de explotación de mujeres y niños!


Instalada en las antípodas de maximizar ganancias como única finalidad, SukkaCitta ha obtenido la certificación B Corp, que reconoce sus prácticas destinadas a promover un impacto social y ambiental favorable. Y más significativo aún, pionera de la moda regenerativa: SukkaCitta es la primera marca de ropa que lleva el sello Nest.


La entidad que otorga esta certificación indica en su sitio web, a propósito de esta empresa social con sede en Yakarta:


«El 67% de las emisiones de carbono de la moda provienen de las materias primas y de cómo se procesan. Por eso, en 2020, SukkhaCitta comenzó a cultivar su propio algodón y tintes de forma regenerativa. Aprovechando la sabiduría indígena, crearon nuevas oportunidades para los pequeños agricultores y restauraron la salud de sus suelos, convirtiéndolos en sumideros naturales de carbono.

 

La trazabilidad es clave en su misión de pasar de causar menos daño a crear un impacto positivo en todo lo que fabrican. Ningún detalle es pequeño: sus textiles están elaborados con materiales 100% naturales, cada color está tratado con plantas, incluso sus botones se obtienen a partir de desechos de nácar».

 

La estética de SukkhaCitta es atemporal y sorprende que ofrezcan a sus clientes un servicio de reparación de prendas usadas, alargando la vida útil de sus propias creaciones. Así lo indican quienes la han distinguido con el sello Nest: «Este enfoque revolucionario de la moda sostenible, desde la fibra hasta los tejidos y la vida futura, distingue a SukkhaCitta de una industria de consumo aparentemente interminable».


Nota:

1. En la Fundación sostienen que, «Al plantar cultivos diversos, evitar la labranza y reemplazar fertilizantes y pesticidas químicos por naturales, cada hectárea de suelo regenerado puede retener hasta un 25% más de agua, al tiempo que sustenta redes de microbiomas saludables bajo tierra para restablecer el ciclo natural de secuestro de carbono».



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