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El cuadro del jujeño Pedro Ortiz de Zárate, el nuevo Beato de la iglesia católica

Don Pedro Ortíz de Zárate. Anónimo. Siglo XVIII. Fotografía: Gentileza CEDODAL.



RAMÓN GUTIÉRREZ (Buenos Aires, 1939)


Argentino. Arquitecto. Investigador Superior del CONICET, jubilado. Miembro de Número de las Academias Nacionales de la Historia y de la de Bellas Artes de Argentina, y Correspondiente de las de España, Portugal y de varios países americanos. Doctor Honoris Causa por la Universidad Nacional de Tucumán (Argentina), la Universidad Ricardo Palma (Lima. Perú) la Universidad Andina (Cusco. Perú), la Universidad Católica Santa María (Arequipa. Perú) y la Universidad Pablo de Olavide (Sevilla, España). Premio Nacional de Arquitectura (FONART 2003). Declarado por la Legislatura, Ciudadano Ilustre de Buenos Aires (2011).  Director del Centro de Documentación de Arquitectura Latinoamericana, CEDODAL. Autor de más de 300 libros y varios cientos de artículos sobre temas de arquitectura, urbanismo y patrimonio.

Por Ramón Gutiérrez *

Los investigadores hemos tenido la experiencia de que, obras muy interesantes para nuestros trabajos, se encuentren lejos de los lugares donde naturalmente debían estar de acuerdo a su circulación administrativa o al espacio de pertenencia geográfica que le correspondería. Hace 25 años hicimos el hallazgo en el templo de Santa Clara de Bogotá (Colombia) de un lienzo del siglo XVII dedicado a Pedro Ortiz de Zárate asesinado en nuestro noroeste que constituye un documento excepcional que seguramente perteneció a una serie de misioneros evangelizadores.


Son escasos los retratos que se conocen de los jesuitas y de los religiosos martirizados en los siglos XVI y XVII. Alguna serie de superiores de la Compañía de Jesús pintados en el siglo XVIII existieron en el Perú, como puede verse aún hoy en la iglesia de Maranganí en la región del Cusco, aunque originariamente procedían de los edificios de la Compañía de Jesús de la ciudad y fueron trasladados después de la expulsión de los jesuitas. En esta línea pueden recordarse como ejemplo, las pinturas murales de los Santos Mártires jesuitas en el Japón del siglo XVI, que se encuentran en las paredes de la iglesia de Cuernavaca (México), y también lienzos en el Perú, sobre los mismos conjuntos de jesuitas del Japón, ubicados en el Cusco.


Esta pintura de óleo sobre tela, que hoy se encuentra en el Museo de Arte Colonial de Bogotá, tiene medidas de 104 x 85 cm y fue restaurada en 1984 incluyendo su cartela que manifiesta: “D. Pedro Ortis de Zarate exemplaríssimo Sacerdote Cura de la ciudad de Iujuy su patria en Tucuman Renunciando a onrrosos cargos, se entro a combertir Barbarissimos Caribes al lado de los Padres de la Compañia de Iesus del Paraguai hasta que lo coronaron Martyr los ynfieles del Chaco, molido con pesadas Porras y atrabesado con dardos y cortada la Cabesa se la comieron el 21 de octubre de 1685”.  


Como observación del texto se deduce que la pintura no fue realizada en Jujuy o en la región donde actuó Ortiz de Zárate, dada la mención de los “caribes” como los indios infieles del Chaco y el hecho de que la figura del mártir es una persona joven, cuando el religioso jujeño tenía entonces más de 60 años. Cabe también una precisión sobre las fechas ya que la muerte se produjo el 27 de octubre de 1683. Es decir que estamos ante una representación del hecho más que ante un retrato realizado por alguien que conoció al sacerdote. En cuanto a la procedencia del cuadro podemos plantear, en término de hipótesis, de que habría pertenecido a los fondos de los jesuitas de Nueva Granada, ya que esta orden fue la más cercana a la tarea evangelizadora de Ortiz de Zárate, que se había formado con ellos en Córdoba en 1675. Fue por otra parte habitual, que los bienes de los jesuitas, expulsados en 1767, fueran entregados a otras órdenes religiosas o a parroquias.


El Centro de Documentación de Arquitectura Latinoamericana (CEDODAL) en el año 2014 obtuvo una foto del cuadro que permitió, gracias a la generosa colaboración de la Fundación Bunge y Born, hacer reproducciones de la pintura que se colocaron en el Museo de la Catedral en Jujuy y otra en la ciudad de Orán (Salta) próxima a la región del valle de Zenta, donde fue martirizado.


La circunstancia de esta historia adquiere hoy especial relevancia porque el 2 de julio de este año, el jujeño Ortiz de Zárate, que entró en la vida religiosa cuando quedó viudo, ha sido beatificado por la Iglesia junto con el jesuita Antonio Solinas y 18 indígenas y criollos que fueron masacrados en aquella oportunidad. Los obispos argentinos y el Cardenal Marcello Semeraro, que viajó especialmente del Vaticano, concurrieron a Orán para celebrar este acontecimiento. 


* Especial para Hilario. Artes Letras Oficios



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