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TEXTILES

Faja pampa. Provincia de Buenos Aires. Primera década del Siglo XXI.

Bella faja tejida con hilo macramé fino, en telar de palillos, con técnica de urdimbre complementaria tubular o de doble faz, que produce un tejido de malla tubular, prácticamente dos tiras de tela superpuestas, una de cada color y unidas solamente por los bordes. Podríamos introducir la mano dentro de esa “manga” si no fuera porque al dibujar, los hilos de una pasan a los de la otra y viceversa.  


Medidas. Largo: 250 cm. Ancho: 7 cm. Flecos: 20 cm. 


“En la Exposición Universal de París de 1867 la señora de Ballester presentó «fajas o ceñidores de lana tejidos por los indios de la Pampa» y «diversos tejidos de lana de origen indio», y en la primera exposición industrial de la República Argentina, realizada en Córdoba (1871), Juan Francisco Vivot expuso «Una faja y un par de ligas pampas tejidas por los indios del Azul» como producto típico de la provincia de Buenos Aires” (1).


“Los devenires políticos, sociales y comerciales, entre otras muchas consecuencias, formaron una estética nueva, particularmente en Azul y su zona de influencia, donde las tejedoras de las tribus de Catriel y Manuel Grande, con sus descendientes, se volcaron con especial dedicación a la doble faz de urdimbre complementaria tubular. A fines del siglo XIX y principios del XX, quizás por cuestiones comerciales, fueron ejerciendo ese saber en fajas que eran vendidas a los criollos, quienes las apreciaron grandemente. Esas fajas son diferentes en sus diseños a las “trarüchiripa” araucanas, de donde derivan; esto es así porque son producto del mestizaje cultural y de sangre producido por la convivencia entre los pampas originarios y los aucas chilenos afincados en la llanura. Plácida Bardas y Pascuala Calderón fueron las artesanas más prestigiosas, dejando sucesoras como Enriqueta Mendiburu y la querida Ercilia Moreira de Cestac (...).” (2)


Justamente de la Provincia de Buenos Aires proviene esta bella pieza que, además de la excelencia de su factura, encierra un plus: los diseños que la tejedora distribuyó con sabiduría para dotar  de un balance de colores entre el rojo y el natural a ambas caras del tejido. De tal  modo, no existe un anverso y un reverso; las dos caras son anversos y la faja puede ser usada de uno u otro lado sin mengua de su cualidad visual. La muy acertada combinación cromática que culmina en la belleza de sus flecos, le otorga una estética particular.


Notas: 

1. Guillermo Palombo, La tejeduría pampa azuleña: ponchos y fajas, en Revista virtual Hilario, agosto 2022.  

2. Jorge Antonio Marí, Textiles del Sur. En “La Argentina Textil” (Buenos Aires, Fondo Nacional de las Artes, 2018, p. 134.




S.O.XXXI - DEM

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