Augusto Vallmitjana, sus años en Paraná

Tarjeta publicitaria con un bello retrato infantil. Vallmitjana promociona así su salón de arte, ubicado en la ciudad de Paraná. La fotografía, pese a no indicarlo expresamente, es de su autoría.



Fotografía vintage. Copia a la gelatina de plata. Al reverso de la misma, la fecha en que fue publicada, 24 mayo 1936, y manuscrito: AUGUSTO I. VALLMITJANA. Corrientes 32. PARANÁ”, su autor. Más abajo, el título original y el epígrafe: “[...] el hombre doblega con la picana la brutal fuerza del buey y transporta el fruto de su trabajo al mercado mundial”. VER MÁS


Marcelo Olmos 

 

Arquitecto, se desempeñó como Director por Concurso de los Museos Provinciales de Bellas Artes de Entre Ríos y de Santa Fe entre 1992 y 2011. Fue docente en las Universidad Nacional del Litoral y la Universidad Autónoma de Entre Ríos. Premio Fray Mocho 2003, máximo galardón literario de su provincia, Entre Ríos. Pertenece a la Academia Nacional de Bellas Arte como Delegado Académico en Entre Ríos. Ha publicado investigaciones sobre el arte de su provincia, sobre autores como Israel Hoffmann y Juan Manuel Gavazzo Buchardo, y un minucioso ensayo titulado “Paraná: arte y sociedad. 1730 - 1940” (2022).


By Marcelo Olmos *

Augusto L. Vallmitjana aparece en la ciudad de Paraná en la década de 1930, instalando un estudio fotográfico en calle Corrientes 32, edificio vecino de casonas importantes; un conjunto que ya no existe, demolido para dar lugar a una playa de estacionamiento del palacio municipal. 


Nació en Barcelona, el 2 de marzo [1] de 1894 [2], en el seno de una célebre familia de artistas, los Vallmitjana. Su abuelo paterno era nada menos que Venancio Vallmitjana, un escultor de fuste y reconocido en el hervidero de la Barcelona modernista de fines del siglo XIX. Realizó obras importantes, como el retrato escultórico de la Reina Isabel II presentando a su hijo Alfonso XII. Su tío abuelo, Agapito, también era escultor de gran estima y también su tío Agapito Vallmitjana Abarca. Su padre; que escapa a la tradición familiar; fue ingeniero químico, un avezado experimentador del que Augusto conservaba el recuerdo de su trabajo en el laboratorio y el fascinante mundo de colores y pruebas que observaba. Tal vez, el tríptico en esmalte; “Gólgota”; que realiza y fundiera en su salón, en diciembre de 1934, y vende en Buenos Aires por la suma de $ 600 pesos sea resultado de su pasión por el trabajo de su progenitor [3]. No tengo datos de cuándo o como sucede, pero a temprana edad, ya adolescente, Augusto va a vivir con su abuelo, el que desalienta toda inclinación por el arte del muchacho. Sin embargo, Augusto toma clases de dibujo a escondidas y lleva consigo una libretita y lápiz para tomar apuntes.

 

Con su padre había recorrido los talleres y frecuentado a los artistas de fuste de la época, Utrillo, Apeles Mestres, Juan Llimona, el escultor Clará, la fundición de Masriera. Con su abuelo conoció a Santiago Rusiñol, Anglada, Joaquín Mir, Enrique Serra Zuloaga y el gran Sorolla, por el que declara su admiración y la persistencia de una frase que lo marca: “El principal personaje de un cuadro es el sol”. En Barcelona logra llevar a cabo dos exposiciones, de las que, comenta, obtuvo positivos conceptos. Sin embargo, pasaron algunos años en que se apartó del arte, pero poco después de haber llegado a la Argentina, manifiesta que ya lleva tres muestras en este país [4].

 

Vallmitjana aparece en mis registros en una nota de “El Diario” [5], de Paraná, donde se publica una reproducción de un óleo suyo de la Catedral, adelantando la exposición que el autor haría en Buenos Aires ese mismo año, en 1932. En el Anuario Social de Paraná de 1934 [6], figura Augusto Vallmitjana, casado con Mercedes Faja, domiciliado en Corrientes 32; sede de Augusto -la sala de arte que había inaugurado en la capital provincial-; y con una hija, María Luisa Vallmitjana Faja. Curiosamente el Anuario tiene cuatro fotografías, una de ellas, del Salón Augusto por lo que sospecho que esta guía social fue un emprendimiento en el que participó desde su organización o producción.

 

En el estudio también desarrolló una serie de exposiciones que dinamizaron el interés por el arte de la sociedad local. Ahí nace el Salón Augustus o Augusto, que frecuentarían fotógrafos y pintores, y con una actividad intensa en la vida cultural de la capital provincial, que en aquellos años tenía solo 50.000 habitantes.

 

Vallmitjana trabajará para “El Diario” de Paraná, donde publica fotografías suyas y hace las veces de cronista gráfico. Es un gran fotógrafo, de técnica impecable y talento indiscutido. Una mirada rápida, la capacidad de evaluar la escena y tomarla.

 

En 1930, expone en el Salón Augustus el pintor Remo Marini, radicado temporalmente en la ciudad. El 29 de julio de 1933, en dicho espacio abren una muestra los hermanos Parodi, uno pintor, el otro escultor. Cuatro esculturas de Santiago Parodi y veinticinco óleos de Antonio, trabajados en una serie llamada “Un año de vida en una calle de arrabal”: Primavera, Verano, Otoño e Invierno. El Salón Augusto se consolidaba como un sitio de buena visibilidad y propuestas, una tarea que Vallmitjana ha llevado a cabo con paciencia y presencia. La apertura estuvo concurrida por el ministro de Obras Públicas, ingeniero Giandana, el director del Museo de Bellas Artes, el Dr. Martínez, el Dr. Ernesto Sammartino y numeroso público.

 

El 18 de octubre de 1933, Augusto Vallmitjana expone sus pinturas, fruto de un largo tiempo de observación y trabajo, inspirado en las costas del Paraná y en el paisaje rivereño. Son treinta y dos obras que incluyen algunas naturalezas muertas y un retrato; el del pintor Alejandro Márquez, devolución de gentilezas ya que este le había realizado al propio Vallmitjana un estupendo retrato. Recibe una buena crítica y, sobre todo, se valora su pertenencia al lugar, ya no es el solitario Marchese, el solitario pintor local, hay un visitante que pone oficio y entusiasmo. Al clausurarse la muestra, varias obras son adquiridas por notables de la sociedad local: “Jacarandá en flor”, por el Dr. Atanasio Egiguren; “Una tarde del Parque Urquiza” y “Luz y sombra”, por el Dr. Bernardino Horne; “Trapos al sol”, por el R.P. Dr. José Dobler; “Caserío”, por el Ing. Alfredo Giandana y “Fin de jornada”, “Bruma” y “Mojarritas”, por el Dr. Luis A. Varisco. Pinta también, el retrato del Dr. Luis Etchevehere, elogiado por su parecido y haber captado el carácter del exmandatario.

 

 

El paisaje y el retrato en la pintura de Vallmitjana. Obras reproducidas en el periódico “El Diario”, de Paraná. 


La ciudad no es generosa con los artistas, pero Vallmitjana es con este éxito, reconocido como “nuestro” por los notables locales. Las actividades del Salón Augusto son ya una constante, se realizan exposiciones de retratos fotográficos de niños en por lo menos cuatro oportunidades, un incentivo a los aficionados a la fotografía, especialidad de Vallmitjana, y Ramón Vázquez López, un pintor decorativo que trabaja sobre panas, buscando reflejos y toques de luz, abre una muestra el 11 de marzo de 1934, en la que se vende casi todo lo expuesto. El espíritu de Vallmitjana es dar una mano, ser solidario y movilizar su espacio como un punto de atracción permanente. En julio de 1934, nuevamente presenta en el salón sus fotografías; esta vez las que había registrado durante unos meses en el Parque y alrededores de la ciudad, acompañado por el profesor Antonio Serrano, antropólogo y arqueólogo de reconocida trayectoria. Su capacidad para la fotografía se afina, se ajusta y se hace cada vez más sobria e impactante. La concurrencia al evento es muy importante, y se adquieren obras, sí, se compran fotografías en la ciudad donde “nunca pasa nada”. Giandana, Álvarez Prado, Bertozzi, Calderón, Noguera, Lemos y Venturini son los adquirientes, todos personajes destacados de la sociedad local, parca a la hora de celebrar artistas. No son pinturas, son fotografías, algo va cambiando en la ciudad, o quizás, siempre existió un sector culto e informado que ahora puede ver con más frecuencia estas muestras y exposiciones.

 

En octubre del mismo año, Vallmitjana sorprende con otra novedad: ha filmado un encuentro de rugby en el estadio del Parque, que proyecta en su salón para los interesados y los motivados por este tipo de afición que introduce en la ciudad para los particulares. El aficionado, que después será un laureado documentalista, inicia su recorrido como tal.

 

El 14 de noviembre de 1934, abre otra muestra, son las fotografías resultado de su trabajo acompañando las maniobras militares realizadas en el campo “El Malagueño”, con un importante movimiento de tropas pertenecientes a varios regimientos de la región. Vallmitjana acompañó y registró con su cámara los ejercicios en compañía de su hijo.

 

Apoyando la realización de la Exposición del Litoral que se llevó a cabo en Paraná en 1935, en el local de la Escuela del Centenario, Augusto realizó una muestra fotográfica de imágenes tomadas de todas las secciones, a fin de incentivar y documentar el evento. Ese mismo año, y como consecuencia de la exposición, recibe el encargo del gobierno provincial de confeccionar un álbum especial que será obsequiado al presidente Agustín P. Justo el 12 de mayo. El trabajo lo comparte con un catalán arribado a Paraná, Carlos Prá. En 1936, recibirá y acompañará a Ramón Subirats en su estadía en Entre Ríos. Con él recorrerá la provincia y le organizará dos exposiciones en su salón, que fueron sumamente exitosas. Subirats le hace un retrato, que conservan sus descendientes.

 

En abril de 1936, en el Salón Augusto, expone el acuarelista Agustín Gardella con un nutrido catálogo de obras. En mayo del mismo año, Vallmitjana expone una selección de cuarenta tomas que ha trabajado sobre el campo entrerriano, el Parque Urquiza, las plantaciones de citrus, el palomar de Colón y otros motivos camperos, la que enviará al certamen internacional de París de 1937. En octubre de 1939 realiza otra exposición, con obras del joven Raúl Domínguez; el pintor de las islas de Rosario, que desarrollaría una temática intensamente regional; por entonces Domínguez estaba cumpliendo con su servicio militar.

 

En noviembre de 1939, es premiado en el Salón Focus de Ámsterdam donde concurre como el único argentino con dos trabajos: “Invierno de la vida” y “Curvas” [7]. También incursiona en la pintura. Publicita su profesión de fotógrafo y su corresponsalía gráfica de las revistas porteñas “Marivel”, “Chavela”, “¡Aquí está!” y “Leoplan”. Las dos primeras eran revistas sociales, donde se comentaban distintos tipos de eventos, moda, artículos de interés femenino. “Leoplan”, de Editorial Sopena tenía un contenido literario y de noticias de interés general.

 

En agosto de 1939, había expuesto en Augusto el pintor Manuel Giménez, auspiciado por el Círculo de Periodistas, con diecinueve obras. Giménez tenía una interesante trayectoria, especializado en España mediante una beca de la provincia de Corrientes, allí pudo estudiar con los hermanos Zubiaurre y tener lecciones del mismísimo Zuloaga. La muestra fue importante, tanto que el mismísimo Cesáreo Bernaldo de Quirós participó de la inauguración apoyando a Giménez, quien había buscado los consejos del maestro. El Salón Augusto era entonces centro de lo novedoso, respaldado por la elite local. Sin duda Vallmitjana conforma el núcleo intelectual de la ciudad, donde reina Quirós y los intelectuales se reúnen en la Agrupación Vértice conformada por Juan L. Ortiz y Amaro Villanueva entre otros, y el teatro local presenta estrellas como la soprano Marian Anderson. Era entonces la ciudad una promesa de actividades a desarrollarse que se quiebra en 1943.

 

No hay fecha, pero Augusto Vallmitjana se traslada a vivir a Buenos Aires en los años ´40. Nunca sabremos por qué dejó atrás Paraná, donde tuvo un papel importantísimo, y del que casi no quedan rastros. Los archivos fotográficos de “El Diario” se han perdido, solo quedan los tomos de la edición impresa que guardan en sus páginas borrosas imágenes de la rica labor de Vallmitjana. En Buenos Aires trabaja para el diario “El Mundo”. Roberto Arlt, a quien había tratado en Paraná cuando el escritor estuvo de visita, lo relaciona con el Teatro del Pueblo, centro de una movida cultural importante.

 

En 1944 lo encontramos instalado en San Carlos de Bariloche, atrás ha quedado Paraná y el recuerdo de su célebre galería, la primera que trabajó en esta capital provincial con continuidad por una década. En la ciudad patagónica tendrá una intensa actividad como fotógrafo y cineasta. Mi contacto con familiares residentes en Bariloche me aportó alguna información posterior que ya es conocida. Me enteré que el retrato de Alejando Márquez no lo acompañó, si el de Subirats.

 

Vallmitjana nos dejó sus enseñanzas sobre fotografía, la hizo valiosa y considerada; también potenció artistas que necesitaban un espacio, estableció la posibilidad de mostrar, concurrir, mirar y comparar o simplemente gustar en una ciudad que necesitaba de esos incentivos. Si el Dr. Pedro E. Martínez; fundador del Museo Provincial de Bellas Artes; logró el espacio público, la colección oficial, el lazo del museo y la escuela, Augusto impuso la visión de las galerías particulares, la otra mirada, el cruce, dar otra oportunidad a noveles artistas.

 

Para mí, es Augusto Vallmitjana el primer artista de la fotografía que alberga Paraná, consciente de su rol de tal, no de un documentalista testimonial, como había sido Amancay Pinto tres décadas antes en la ciudad. Lo de Augusto fue simplemente capturar el instante mágico que aparecía ante su mirada para retenerlo un tiempo más en la memoria, y allí estaba su arte.

 

Notas:

1. ANUARIO SOCIAL PROFESIONAL DE PARANÁ”, Paraná, Talleres Gráficos Pedrassi, 1934.

2. Si tomamos sus propias declaraciones a “El Diario”.

3. “El Diario”, Paraná, 10 de diciembre de 1934.

4. “El Diario”, Paraná, 30 de Julio de 1934.

5. “El Diario”, Paraná, 24 de abril de 1932.

6. “ANUARIO SOCIAL PROFESIONAL DE PARANÁ”, Paraná, Talleres Gráficos Pedrassi, 1934.

7. “La Voz de Entre Ríos”, Paraná, 17 de noviembre de 1939.

 

* Especial para Hilario. Artes Letras Oficios


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