El hombre
Hijo de don Félix Outes y de doña Ignacia Ziegler, Félix Faustino Outes nació en la ciudad de Buenos Aires el 29 de julio de 1878.
Dedicado siempre a las ciencias del hombre, fue un referente de la antropología, la arqueología y la geografía en la República Argentina.
Cursó sus estudios primarios en la Academia Británica, y el bachillerato en el Colegio Nacional Central de Buenos Aires. A partir de los 17 años, entre 1896 y 1899 inició estudios universitarios, siguiendo en paralelo cursos como alumno en las facultades de Derecho, en Moreno 350, y en la de Medicina que dejó interrumpidos. Después de actuar desde 15 de febrero a 19 de mayo de 1902 como oficial mayor de la Biblioteca Nacional, de Buenos Aires, dirigida por Paul Groussac, ocupó el cargo de adjunto honorario a la Sección de arqueología del Museo de Historia Natural de Buenos Aires, desde el 15 de julio de 1903 al 6 de septiembre de 1911. En el Museo de La Plata se desempeñó como secretario general, bibliotecario y director de publicaciones, desde el 7 de febrero de 1906 al 26 de diciembre de 1911.
En la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de La Plata, se desempeñó como Profesor adjunto de Etnografía, desde el 7 de febrero de 1906 al 1° de abril de 1911; Profesor suplente de Antropología, del 28 de octubre de 1909 al 26 de diciembre de 1911 y Profesor adjunto de Arqueología, del 1° de marzo al 26 de diciembre de 1911. En la Facultad de Filosofía y Letras, de la Universidad de Buenos Aires, se desempeñó como Profesor interino de Geografía humana, desde el 26 de mayo de 1914 al 23 de marzo de 1915; Profesor suplente de Antropología, del 27 de agosto de 1908; titular de la misma materia desde el 11 de abril de 1931 hasta el 24 de junio de 1938; Profesor titular de Geografía humana, del 24 de marzo de 1915 hasta el 24 de junio de 1938. En la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales fue Profesor suplente de Antropología, por designación del 27 de mayo de 1921. Asimismo, ejerció la docencia en el Colegio Nacional de Buenos Aires dependiente de la Universidad local como Profesor de Geografía desde 5 de abril de 1913, y renunció para acogerse a la jubilación, dimisión que le fue aceptada el 27 de julio de 1938.
Ocupó la dirección del Instituto de Investigaciones Geográficas, de la Facultad de Filosofía y Letras de la Capital Federal, para la cual fue designado el 5 de octubre de 1917, donde ya ocupaba la dirección de la Sección de Geografía. Al fallecer el Dr. Salvador Debenedetti, director del Museo Etnográfico de la Facultad de Filosofía y Letras de Buenos Aires, Outes fue designado en su reemplazo. Fue entonces que la institución tomó el título de Museo Antropológico y Etnográfico, y regresó a la vieja casona de Moreno 350, antigua sede de la primitiva Facultad de Derecho, cedida graciosamente por la Municipalidad de Buenos Aires, a cuyo frente estuvo durante 8 años, hasta su renuncia para acogerse a la jubilación, que le fue aceptada el 27 de abril de 1938. El 22 de septiembre de este último año el Consejo Directivo de la Facultad de Filosofía y Letras, resolvió su designación de Profesor honorario, distinción que declinó por nota de 25 de abril de 1939.
Diversas academias e instituciones culturales de nuestro país y del extranjero honraron al profesor Outes. Muy joven aun ingresó como miembro a la primitiva Junta de historia y numismática americana, a la cual renunció hacia 1901; reincorporándose en 1914 y retirándose nuevamente, poco antes de su muerte. Además perteneció a la Sociedad Científica Argentina [1893]; Sociedad Geográfica, de Lima [1902]; Società Italiana d’Antropologia, Etnologia e Psicologia Comparata, de Florencia [1907]; Berliner Gesellschaft für Antropologie, Ethnologie und Urgeschichte, de Berlin [1907]; Società Romana di Antropologia, de Roma [1907]; Anthropologische Gesellschaft, de Viena [1907]; Société d´Snthropologie, de París [1907]; American Anthropological Association, de Nueva York [1908]; Société des Américanistes, de París [1910]; Sociedad Chilena de Folklore [1910]; Royal Anthropological Institute of Great Britain and Ireland, de Londres [1913]; Academia Nacional de Ciencias, de Córdoba [1915]; y Real Academia de la Historia en Madrid. Además, fue cofundador y primer presidente de la Sociedad Argentina de Antropología, cargo del cual se retiró en 1936.
Casó con María Isabel Saavedra Elía, sin hijos.
Falleció en Buenos Aires a los 61 años, el 9 de septiembre de 1939.
Sus investigaciones y publicaciones
En 1897 y 1898 Outes publicó tres estudios sobre los querandíes y alguna nota crítica. Con Luis María Torres –que provenía del Derecho, profesión que nunca ejerció –, en 1903 fundaron la revista Historia, que publicó un solo tomo. El período 1908-1910 fue importantes en el desarrollo de las actividades científicas de Outes. Su aporte a la docencia primaria y secundaria se materializó en el pequeño y sintético manual Los aborígenes de la República Argentina [1910] para la enseñanza primaria y secundaria, escrito en una semana con la colaboración artística de Carlos Bruch, sobre las condiciones de vida de los aborígenes que poblaron el territorio argentino.
No me ocuparé de su extensa bibliografía, que ha sido publicada por José Torre Revello [1]. Me basta con señalar a grandes trazos su abundante contribución a la solución de los problemas arqueológicos de la región litoral. En 1916 comunicó el primer hallazgo arqueológico verificado en la isla de Martín García, también se refirió al hallazgo de una pipa de piedra tallada en Entre Ríos, y publicó Alfarería del noroeste argentino, con las más magníficas reproducciones de vasos que se hayan hecho, pese a errores de reproducción y de agrupamiento de las piezas. En 1918 se ocupó de las representaciones plásticas y rastros de la cultura guaraní en el Paraná inferior. Entre 1933 y 1935, su interés se concentró en los descubrimientos llevados a cabo en Arroyo Leyes [Santa Fe] cuya cerámica fue por muchos considerada como apócrifa, pero que él creía legítimo acervo de un grupo aborigen. Sus contribuciones fueron publicadas en Anales de la Sociedad Científica Argentina, en las publicaciones del Museo de la Plata, las revistas Nacional, Estudios, y en los diarios El Tiempo, El Diario y La Nación. Pero su campo de estudio fue más amplio, como lo muestra el folleto La diplomacia de la Revolución. Misión de Moreno en el Brasil y a Inglaterra [1911], sus monografías lingüísticas, la reconstrucción del viaje del P. Cardiel en 1749 publicado en 1930-[1933] y su compilación y descripción de mapas coloniales en Cartas y planos inéditos [1930] y su estudio sobre la iconografía urbana. Cierto es que en vida anunció varias obras que daba por terminadas, pero se trató más bien de investigaciones que aspiró a redactar y que sólo llegaron a concretarse en el título del tema, como lo relativo a los antiguos túneles subterráneos de Buenos Aires [2].
Su personalidad
En lo físico, era delgado y menudo, de hablar sibilante, caracterizado por su prestancia señorial y la pulcritud extremada de su atuendo. Pulido, siempre nervioso, y con gruesos lentes con armazón de carey [3].
Su prosa cuidada era un poco preciosista, esmaltada de palabras de los varios idiomas que cultivaba.
Personalísimo, exigente hasta en los más pequeños detalles e inflexible, vivió siempre en disconformidad con el ambiente en que le tocó actuar, tal vez por un exacerbado perfeccionismo sin concesiones. Por ello circuló por las instituciones sin brindarse nunca totalmente, reticente y crítico. Sus juicios eran temibles y por ello muchos que lo rodeaban se mostraban temerosos de incurrir en su fácil desafecto y en su inmediata crítica mordaz.
Era un gran solitario, cuidadoso de su intimidad hermética. De pocos amigos, en los últimos años de su existencia vivió casi aislado de sus colegas, siendo muy contadas las personas con quienes en cordial amistad abordaba temas que le eran tan afectos. Pasaba los días en la gran biblioteca de su petit hôtel de la calle Maure y, acompañado por su esposa, por las noches escuchaba conciertos de música clásica en la radio [4].
La biblioteca
Outes tenía instalada su biblioteca en la planta baja del petit hôtel de Maure 2031, casi Villanueva, en el barrio de Belgrano. Se trataba de un salón de 15 metros de largo por 4 de ancho, con ventanal a la calle en uno de sus extremos y en el otro una estufa a leña sobre la que colgaba la espada que él creía era de Bartolomé de Bracamonte, soldado de Pedro de Mendoza, muerto en el combate de Corpus Christi, hoy en el Museo Provincial de Santa Fe. En los estantes se alineaban colecciones completas de revistas especializadas en antropología e historia argentina y americana, muy bien encuadernadas. Su impecable sección de cronistas y viajeros contaba con piezas raras, e incluía desde la primera edición de Schmidl a los viajeros del siglo XIX.
En 1928 fue uno de los miembros fundadores de la Sociedad de Bibliófilos Argentinos. Con su extrema prolijidad, dignificó la impresión de las publicaciones oficiales que tuvo bajo su dirección. Me limito a recordar como ejemplo la revista de arqueología y etnografía Solar. Órgano de difusión del Museo Antropológico y Etnográfico de la Facultad de Filosofía y Letras, un volumen de 492 páginas que dirigió en 1931, con portadas de gusto exquisito, considerado como una joya bibliográfica por su presentación gráfica.
Destino de la biblioteca
En 1941, por ley 12.698 el Congreso de la Nación autorizó al Poder Ejecutivo a adquirir la Biblioteca de Outes, fallecido en 1939, que fue asignada al Museo Etnográfico. La colección que lleva su nombre dispone actualmente de 3118 títulos, que incluyen libros [particularmente viajeros], publicaciones periódicas y folletos. Especializada en etnografía y geografía argentina, los volúmenes llevan estampado un sello con la leyenda: “Biblioteca Félix Outes”.
Con la muerte de Outes desapareció el último superviviente de lo que Márquez Miranda llamó la segunda generación de los arqueólogos argentinos.
Quien hoy transite por la calle Maure, casi Villanueva, no encontrará el número 2031 sino un paredón cubierto de graffiti y tras él, una profusa arboleda, desgreñada, con aspecto de abandono. Pero si el transeúnte afina la mirada podrá advertir, casi oculta a la vista tras altos árboles de espeso conjunto de ramas, la presencia de un caserón sombrío y misterioso, seguramente abandonado, del cual apenas se ve el remate de su cúpula, como si todavía vagara allí el espíritu solitario de Outes.
Notas:
1] José Torre Revello, «Biobibliografía de Félix F. Outes», en Boletín del Instituto de Investigaciones Históricas, tomo 27, núms. 93-96, Buenos Aires, Universidad, Facultad de Filosofía y Letras, 1943, p. 939-1063.
2] Cfr.: Fernando Márquez Miranda, «Profesor F. Outes», en Revista del Museo de La Plata, Nueva Serie, Primera Serie, Sección Oficial (1939), Universidad Nacional de La Plata, 1940, p. 123-134; y de mismo autor “Recordando a don Félix F. Outes”, separata de Runa, vol. X, Partes 1-2 (1960-1966), Buenos Aires, Universidad de Buenos Aires, Facultad de Filosofía y Letras, Instituto de Antropología, 1967.
3] Julián Cáceres Freyre, Bibliotecas que he conocido como estudiante e investigador. Disertación pronunciada el 8 de septiembre de 1992, Buenos Aires, Sociedad de Bibliófilos Argentinos, 1993, p. 11-13.
4] Enrique de Gandía, «Recordación del profesor Félix F. Outes a los cien años de su nacimiento», en Boletín de la Academia Nacional de la Historia, vol.LI (1978), p. 351.
* Especial para Hilario. Artes Letras Oficios