Gaucho rioplatense. Montevideo. 1872.

¡Excepcional testimonio iconográfico! Óleo sobre tela, inicializado abajo a la derecha. Medidas: 37 x 45 cm. Detrás, se advierte un texto de época, escrito en tinta sobre la madera del bastidor en cuatro líneas; muy desvaído, en una de ellas puede leerse “Estancia B(...)”. Mucho más claro, al final, “Montevideo 6 de marzo 72”. También en el reverso una antigua etiqueta de la casa Maveroff y Cía, de Montevideo, probablemente donde la obra fue enmarcada y/o comercializada.

El paisano, con su cigarrillo en la boca y el sable apoyado en el suelo, mira a lo lejos. Pañuelo y al parecer, un quepi, cubren su cabeza en tanto que asoma el chiripá bajo el inconfundible poncho patria que abriga su cuerpo con el lateral izquierdo replegado para liberar su brazo. Un charco refleja parcialmente su figura en un terreno magro, con rudos vegetales y detrás, una pita o agave muy próxima al caballo. El flete ensillado, con lanza y banderola, nos refiere a un rudo soldado, quizás un baqueano que realiza una avanzada tratando de avistar al enemigo. A lo lejos en el horizonte asoman tres jinetes. El cielo, influencia de su maestro, testimonia las luces del crepúsculo.

María del Carmen Árraga (Montevideo, 1840 - 1919), discípula de Juan Manuel Blanes, en los inicios de su carrera, pintora de paisajes que derivó hacia el género del retrato e incluso la naturaleza muerta (1). Así como se desconoce su fecha de fallecimiento, tampoco hay obras de su primera etapa, conservándose varios retratos de Venancio Flores, Tomás Gomensoro, Joaquín Suárez y entre otros, el exhibido en el Museo Histórico Nacional de Montevideo, de José Artigas, uno de los retratos al óleo más antiguos del prócer uruguayo (2), obra que nos deparara una sorpresa: con la autorización del director de la institución días pasados iluminamos el óleo hasta advertir la letra A de su apellido como parte de su firma -algunas de sus obra están inicializadas-, pintada del mismo modo que aparece tenuemente en esta pintura; la novedad es que el cuadro con su autoría exhibido en el MHN montevideano y reproducido en el catálogo, lleva la indicación: “sin firma” (3). Ya refiriéndonos a un asunto de tipos populares, advertimos que se desconoce la existencia de otras obras, ausencia que torna más valiosa la obra que ahora presentamos, sin duda un hito para la iconografía rioplatense.

Retornando a su historia de vida, el retrato de Joaquín Suárez realizado en 1869 -año en que presentó sus trabajos en una exposición en Montevideo- y dedicado a la Asamblea General de Uruguay, le permitió obtener un premio en metálico por parte del Senado, premio que la autora solicitó le fuera reemplazado por una beca para formarse en Europa, petición que si bien fue aceptada, no pudo utilizar debido a problemas familiares. Ya en la década de 1880 se sabe que solicitó a la Cámara de Senadores se volviera a la resolución original del premio, lo cual le fue concedido al año siguiente.

Nota: 

1. Daniela Tomeo: Territorio liberado: la producción artística femenina en el Montevideo del Novecientos. En Cuadernos del CLAEH · Segunda serie, año 39, nro. 111, 2020-1, pp. 65-80.

2. Según cuenta Antonio Varese, el primer retrato terminado, pues en el mismo año, 1862, también inició el suyo Carbajal (Artigas en el Paraguay), pero fue concluido años más tarde. En “Comienzos de la pintura en Uruguay”, Montevideo, Planeta, 2024, pp. 209-214.

3. Un simple ciudadano, José Artigas. Museo Histórico Nacional, Montevideo - Uruguay, 2014, pág. 74.

Agradecemos la información brindada por el historiador del arte argentino Roberto Amigo.